Menorca, paraíso en el Mediterráneo
Menorca, una de las islas más tranquilas del Mediterráneo, con una paleta de colores que mezcla marrones, verdes y azules, ¡te cautivará!. Es el refugio preferido de aquellos amantes de la naturaleza y la tranquilidad, con paisajes que no tienen nada que envidiar a aquellas playas de postal de Bali o Tailandia.
Está hecha para disfrutar del aire libre, pasando los días de cala en cala, y dejándote perder. Hay más de medio centenar de calas, algunas más accesibles que otras, y las hay para todos los gustos y tipos de compañía: con amigos, con tu pareja, en familia y para llaneros solitarios, estoy segura de que encontrarás tu favorita.
Para los amantes del deporte, Menorca es el destino ideal. Puedes alquilar un kayac o una tabla de paddle surf, y visitar todas las calas que tus brazos te permitan, ¡prepárate para remar! Para aquellos que prefieren tener los pies en suelo firme, ¡estáis de suerte!, la gran mayoría de las calas son accesibles por el conocido Camí de Cavalls: un sendero ancestral de 185 km que recorre la costa menorquina. Muchos deciden hacerlo montados en bici de montaña, pero yo soy mas tradicional, senderismo, mochila a la espalda, ¡sin olvidar mis gafas y tubo de snorkel! Porque aunque disfrutaremos del camino, no nos podemos olvidar de la recompensa, ¡una cala con aguas cristalinas para refrescarte!

La isla de Menorca, a pesar de hacerte sentir como que fueses el primer explorador que pisa esos senderos, ya cautivó en su día a grandes conquistadores, siendo ocupada por el Imperio Romano, pasando por los Bizantinos, y hasta ha pasado por manos de franceses e ingleses. El llamado Camí de Cavalls, o Camino de Caballos, es una muestra de la historia de la isla. No se sabe bien su origen, se cree que se remonta al siglo XIII o XIV, ya que durante el reinado de Jaime II se usaban estar rutas por hombre armados montados a caballo para la defensa de la isla. El mismo camino fue rehabilitado durante la ocupación inglesa para facilitar la constante circulación de soldados británicos a caballo mientras vigilaban la costa menorquina.
Para facilitar vuestra escapada, aquí os dejo mi pequeña selección de calas y sitios favoritos. Podéis alternar el orden a vuestro gusto, pero os recomiendo mirar el viento para elegir qué calas decidís visitar. A pesar de estar bastante resguardadas, el viento hará que tengáis una peor visibilidad en el agua (y también que tengáis que luchar con algas para poder bañaros), por lo que os recomiendo planear vuestra ruta con windgurú delante.
Aunque hay servicio de autobuses en la isla, recomendaría alquilar un coche o una moto sin dudarlo para facilitar vuestra estancia en la isla y poder aprovechar el tiempo al máximo. Aun sabiendo de la malas opiniones que aparecen en Tripadvisor, alquilamos con OK Rent A Car Menorca y no tuvimos ningún problema. Eso sí, siempre contratamos un seguro externo al de la compañía (sea cual sea la empresa donde alquilemos), ya que nos da mas confianza y por el coste del mismo, da una mayor cobertura, sin franquicia ni trampas ocultas.
Cala Galdana
Decidimos alojarnos aquí al ser una zona céntrica en la isla, permitiéndonos visitar la costa norte y sur con facilidad, y también por ser una zona tranquila donde quedarnos a pasar el día por si nos levantásemos perezosos. Nos alojamos en los Apartamentos Desmais, están bastante completos, no son nada del otro mundo, pero calidad-precio bastante razonable para su buena ubicación.
Cala Galdana es una cala muy cómoda si no queréis caminar, ya que el aparcamiento es fácil (al menos en temporada media, cuando nosotros lo hemos visitado) y está a pie de playa. Tenéis restaurantes, supermercados y bares en la misma zona, por lo que no necesitáis planificar mucho el día.
Desde Cala Galdana, podréis también alquilar un kayac o minibarcas para visitar las calas de alrededor, o simplemente disfrutar de un día diferente. Si el viento lo permite, también desde aquí salen excursiones organizadas para ver otras calas, con opción de ver el atardecer incluido, ¡un planazo!

Para comer o cenar, os recomiendo el Restaurante-Pizzeria Sa Lluna, con una variedad increíble de pizzas y de muy buena calidad-precio. Nos sorprendió el sabor de la pizza ‘Menorquina’, hecha con productos locales: sobrasada, ciuxot, miel y queso Son Vives. ¡Una mezcla impresionante!
Cala Macarella y Macarelleta

Desde Cala Galdana, por el Camí de Cavalls, puedes llegar caminando a dos de las calas que se podrían considerar ‘las joyas de la corona menorquina’. Están a la altura de su fama, pero ya sabemos que todo lo que es turístico, tiene una ‘pega’: está, por supuesto, lleno de gente. Aún así, si asumimos que no nos vamos a encontrar una playa desierta, podremos disfrutar de este pequeño paraíso aunque sea compartido.
Para poder llegar aquí, se tarda menos de una hora desde Cala Galdana a un paso tranquilo. El camino es muy fácil, está muy bien indicado, y se hace bastante ameno. Antes de llegar a Cala Macarella, encontraréis tres miradores repartidos a lo largo del camino, desviándoos sólo unos minutos de la ruta. Os aconsejo agua, mochila ligera, una gorra y calzado cómodo.
Si no queréis cargar con comida, en Cala Macarella se encuentra la mítica ‘Cafetería Susy’, donde podréis comer un plato combinado o pediros un bocadillo para llevar. A pesar de su increíble ubicación, los precios no son excesivos, y disponen de servicio y duchas para los clientes.
Si lo preferís, también se puede llegar en coche, ya que la cala tiene aparcamiento y es de fácil acceso 😉

Cala en Turqueta
Para mi gusto, una de las mas bonitas, pero también de las mas masificadas. Siguiendo el sendero del Camí de Cavalls, se encuentra justo después de Cala Macarelleta, a unos 15 minutos caminando desde ésta. A pesar de ser de las mas visitadas, no pierde su magia de playa virgen. Recibe su nombre, cómo no, por el color de sus aguas azul cristalino. Aquí no encontrarás mas vida que otros turistas como tú y cabras, ¡así que no te olvides del refrigerio!

Cala Pregonda
Las calas de la zona norte son totalmente diferentes a las del sur, a pesar de la poca distancia que hay entre unas y otras desde cualquier parte de la isla. Son de una arena de un color rojizo muy característico, con paisajes que se acercan mas a Marte que a playas de arena blanca paradisíaca. Las aguas son cristalinas, de tonos azules, que contrastan con el color de la arena. El mar está lleno de vida, corales, peces de diferentes tipos, moluscos… ¡y una visibilidad impresionante! Si te gusta el snorkel, aquí tendrás entretenimiento para rato.
Para llegar aquí, tendréis que aparcar y tomar un camino de unos 30 minutos aproximadamente, con muy poca sombra. Os recomendamos gorra y agua. Al comienzo del camino se encuentra un bar-restaurante, donde podéis hacer una parada si no habéis venido preparados. La primera playa que encontraréis es Binimel-là, y desde ahí, encontraréis el desvío del camino hasta Cala Pregonda, ¡no tiene pérdida!

Platja de Cavalleria y Faro de Cavalleria
Si seguimos nuestra ruta por la zona norte, a unos 30 minutos en coche desde Cala Pregonda, nos encontramos primero con la Playa de Cavalleria, bastante grande y accesible. Aconsejo esta playa para días de mucho calor o cansancio en los que no quieres caminar mucho. El aparcamiento es amplio y el camino de acceso a la playa lleva menos de 5 minutos. En el mismo aparcamiento encontraréis un minibar con bocadillos y refrescos, ¡perfecto para los despistados que se olvidaron de traer algo de picoteo!
A unos 8 minutos en coche, tenemos el Faro de Cavalleria. La carretera y las vistas hasta llegar aquí me recordaron a ese anuncio de ‘¿te gusta conducir?’, sin hacer publicidad a ninguna marca… los paisajes harán que no quites la vista de la ventana, o incluso que te pares a hacer alguna foto. El camino no tiene pérdida, y al llegar te encontrarás un amplio aparcamiento. La entrada al recinto donde se encuentra el faro es gratuita, pero si deseas acceder al faro en sí, tendrás que pagar una entrada (sobre unos 3 euros). Yo no entré, por lo que no puedo recomendaros si merece la pena, ¡pero disfruté dando una vuelta por los alrededores y su paisaje!
Cala Tortuga y Faro de Favàritx
Se encuentran también en la costa norte de la isla, pero por su lejanía con las anteriores y la caminata que hay que hacer para llegar hasta aquí, os recomiendo que dediquéis al menos una mañana o una tarde a esta cala. Tiene un aparcamiento pequeño, donde desde ahí, accederéis caminando por una carretera solo accesible a vehículos autorizados. Tras unos 25 minutos caminando, llegaréis a una desviación donde podréis continuar hasta el faro de Favàritx, o bien dirigiros por un camino sin asfaltar hasta Cala Tortuga o Cala Presili.
Mi favorita es Cala Tortuga, pero las dos son impresionantes. Cala Tortuga está algo mas alejada que Cala Presili, son otros 25 o 30 minutos desde que nos salimos de la carretera asfaltada, pero el lugar merece la pena. Es una playa totalmente virgen y poco transitada. Al ser bastante amplia, aunque puede llegar a ser turística, nunca te encontrarás agobiado como en otras calas (como por ejemplo, en Cala Macarella o Macarelleta).
Desde cualquiera de las dos calas, verás al fondo el pequeño pero impresionante Faro de Favàritx. Después de disfrutar de unas horas relajadas de agua y arena, te recomiendo que te dirijas hasta el faro para poder disfrutarlo de cerca. Se encuentra al final del Parque Natural de la Albufera del Grao, donde apenas verás vegetación, siendo un paisaje oscuro y rocoso que contrasta con los que verás en el resto de la isla. El faro es uno de los mas visitados de la isla, ¡y no es de extrañar! Fue construido en 1922 utilizando roca de la propia zona, y junto con el paisaje que lo rodea, ofrece una imagen de postal. ¡Juzgad vosotros mismos!





